LA RESURRECCIÓN DE UN ÍCONO
RICHARD YOUNG Y GEORGE HARRISON
Richard Young es considerado el fotógrafo de las celebrities. Sus más de 40 años de carrera le han llevado a colarse en las principales fiestas donde numerosas estrellas acudían a la cita. “Pasé más tiempo en Langan’s durante el período de 1976 a 1990 que en casa”, comienza Richard Young. Si alguien necesitaba venir a buscarme para una reunión, sabrían exactamente dónde estaría».
Para algunos, Langan’s era una oficina literal. David Bailey publicaba su revista Ritz desde el bar todos los días, con resultados mixtos y muchos plazos incumplidos. Para otros, era una excusa: cuando las cuentas de gastos eran altas, el trabajo de la alta sociedad era simplemente aparecer y ser visto. Pero para la mayoría, por supuesto, era simplemente un restaurante. O, para decirlo con mayor precisión, “el restaurante”. Los ex alumnos de Eton, en Inglaterra solo dicen la «Escuela» cuando en realidad se refieren a «Eton», porque solo hay un lugar al que podría haber ido. De la misma manera, los hombres de cierta generación en un momento determinado de la década de 1980, en Londres, no dijeron: «Vamos a almorzar». Simplemente dijeron: «Encontrémonos en Langan’s».
LA HISTORIA DE LANGAN’S
La atracción del lugar, que acaba de encender ese letrero de neón rojo nuevamente después de una pausa de casi tres años, fue formidable. “Era el único lugar en Londres donde se podía conseguir un soufflé de espinacas con salsa de anchoas”, dice Young, cuyo nuevo libro, que fue lanzado para esta gran reapertura, recuerda aquella época. “El ambiente era increíble. Podías estar en París o Nueva York, era eléctrico”, dice. “En las mesas uno a cuatro, que eran las mesas de Michael Caine, encontrabas a Sean Connery, Roger Moore, Johnny Carson y un Rolling Stone en una sola noche. Fue divertido.»
«Diversión», quizás, es quedarse corto. Langan’s fue un carnaval, animado por una extraña pareja volátil. En 1975, Peter Langan era un chef y restaurador que ejercía su oficio en un lugar llamado Odin’s, cuando Michael Caine entró y probó la creme bruleè. Enamorado de su evocación de las grandes brasseries de París, y en, particular de la amada La Coupole, el actor le hizo una simple propuesta al chef: «Peter, creemos el restaurante más fabuloso de Londres». Langan, un bon vivant de la vieja escuela, proporcionaría la atmósfera si Caine proporcionaba la lista de invitados. Entonces encontraron un chef (el muy respetado Richard Shepherd) y lo encerraron en un lugar (el antiguo Coq d’Or, justo al lado de Piccadilly) y se pusieron a trabajar para construir una institución.
La comida era comida francesa clásica: lenguado de Dover, vinagreta de palta, pato a la naranja, garabateado a diario en un menú amplio y ajetreado adornado con una ilustración de Hockney de los tres socios.
LA ACUARELA ORIGINAL DE LOS TRES SOCIOS QUE FIGURABA EN EL MENÚ Y ESTABA EN PODER DE MICHAEL CAINE FUE SUBASTADA EN SOTHEBYS EN 500.000 LIBRAS HACE 4 AÑOS
Pero el ambiente era positivamente romano. Langan, que aparentemente subsistía con doce botellas de champán decente por día, rápidamente comenzó a ocupar el papel de director de pista de circo con precisión stanislavskiana. «La mayoría de las noches», recuerda Young, «era el programa de Peter Langan».
En una ocasión, un invitado indignado descubrió una cucaracha muerta en el baño de mujeres. «Bueno, no puede ser uno de los nuestros», dijo Langan. “Esta cucaracha está muerta. Todos los nuestros están vivos y sanos”, momento en el que se metió el insecto en la boca y se lo tragó entero, regado con un dedal de Krug añejo. En otro, Richard Shepherd recibió una llamada nerviosa durante el almuerzo. «Estoy hablando desde la oficina del director gerente en Sothebys», dijo la voz en la línea. “Creo que tenemos al Sr. Langan en nuestra sala de ventas. Me pregunto si podrías enviar a alguien para que lo recoja; está a la mitad de las escaleras en una estantería, y cada vez que alguien pasa, sigue diciéndoles que se vayan a la mierda”.
Langan prohibió a Rudolf Nureyev por el crimen, simplemente, de “ser él mismo”, llamó a Orson Welles un “estúpido gordo de mierda” y desarrolló un famoso truco de fiesta que consistía en morder los tobillos de comensales desprevenidos.
A Caine no siempre le hacía gracia. “Peter se tambalea en una nube de su propio vómito y es una completa vergüenza social”, dijo una vez. “Tendrías una conversación más interesante con un repollo”. Por su parte, Langan describió a Caine como una “mediocridad con halitosis que tiene una mentalidad de ayuntamiento”. Langan murió en 1988 después de un lento y hosco desenlace y un intento de autoinmolación. Pero el restaurante siguió siendo un éxito en los noventa, impulsado, en muchos sentidos, por su reputación como un punto de miel para los ricos y famosos.
Richard Young les disparó a todos: los grandes y los buenos y los no tan buenos. Elton John agitando la V de la victoria. Mick Jagger apagando las velas de su pastel de cumpleaños. Marie Helvin corriendo descalza por un Mayfair lluvioso.
MARIE HELVIN Y JERRY HALL EN LA FIESTA DE CUMPLEAÑS DE MICK JAGGER
ROBERT DE NIRO Y STEVEN SPIELBERG
Rod Stewart maltratando a un jovencísimo Van Morrison. El príncipe Andrés en maniobras de seducción. Noche tras noche, instalado en el bar o junto a las puertas, el fotógrafo tenía ahora un acceso inimaginable a la floreciente clase de celebridades. “Hubo muchas historias”, se ríe. «Pero la mayoría de ellos no se pueden repetir, ya que las personas involucradas podrían venir a por mí y asesinarme».
Su toma favorita es un retrato atmosférico de Catherine Deneuve. “Estoy en el bar y ella está hablando por teléfono junto al mostrador de facturación y me mira directamente. Está un poco borroso y puedes ver un poco del restaurante, y es una fotografía increíblemente ambiental. Me encanta todo el sentimiento, tiene tanta calidez». Otra imagen memorable muestra a Peter Langan, vestido de blanco con zapatos brogue de dos tonos y extendido en el piso del restaurante, a mitad de camino de una rutina favorita en la que fingía morir frente a los sorprendidos comensales. «Hizo que pareciera tan real», se ríe Young. «Ellos simplemente empezaban a gritar».
LOS NUEVOS TIEMPOS
“Pero las cosas han avanzado”, concluye. “Los personajes ya no existen. Y ahora no podrías dirigir un lugar como ese”. Graziano Arricale y James Hitchen, sin embargo están decididos a intentarlo. Los nuevos propietarios del restaurante esperan crear, en Langan’s 2.0, lo más esquivo de las cosas: un verdadero restaurante de energía moderna. El Langan original, para entonces un poco andrajoso y pasado de moda, cerró sus puertas en 2019, y Graziano y James se apoderaron de él en noviembre del año pasado. “Fue una oportunidad que surgió de manera muy inesperada”, dice Graziano. «Todavía nos estamos pellizcando a nosotros mismos».
El lugar, esperan, evocará ese aire intangible, indefectible de todos los buenos comedores: la sensación de que alguien de gran intriga podría entrar de repente por la puerta en cualquier momento; una atmósfera de suspenso y misterio. “Creo que ha habido ciertos restaurantes en Londres que tienen ese aura, con una política tácita de que están tan ocupados que seleccionan a su clientela, por así decirlo”, dice Graziano.
“Son casi como membresías, en ese sentido. Para mí, eso es lo que hace a un restaurante poderoso: un establecimiento que tiene la oportunidad de cuidar a las personas que conoce y que le importan. Esa es la verdadera hospitalidad”.
Recientemente, Arricale tomó un taxi hasta Langan’s y el taxista le advirtió que estaba cerrado. No por mucho tiempo, explicó Arricale. “El conductor estaba encantado”, recuerda, “porque había conocido a su esposa aquí. Eso es lo que me encanta de Langan’s. Todos tienen una historia.»
Un nuevo libro de Richard Young de fotos icónicas del apogeo de Langan ya está disponible en richardyounggallery.co.uk
Para reservar una mesa en el nuevo restaurante: langansbrasserie.com
Emilio R. Moya
Fuentes: ft.com, thegentlemansjournal.com, richardyounggallery.co.uk
