ALIMENTO PARA EL ALMA
Buenos días Amable Lector. Hay quienes aman cocinar y comer. Otros aman las artes plásticas. Y existen otros que aman hacer obras de arte utilizando alimentos y bebidas: de ellos hablaremos en esta nota.
Hacer arte con comida tiene sus peculiaridades, no se trata solo de que la musa llegue a visitarte, hay que tener en cuenta más factores, entre ellos las cualidades específicas de cada insumo y la técnica más adecuada para trabajarlo.
A esto hay que sumarle que, en la mayoría de los casos, se trata de obras efímeras que solo sobreviven gracias a otra forma de arte: la fotografía; pero no por eso son menos espectaculares, arriesgadas o geniales. Estos artistas plásticos alimentan tu espíritu haciendo arte con comidas y bebidas.
LAS SORPRENDENTES PINTURAS EN MINIATURA DE HASAN KALE
La fascinación de Hasan Kale por el mundo microscópico prácticamente no tiene límites. Este “micro-artista”, a través de sus pinturas de dimensiones increíblemente pequeñas, presenta al mundo una nueva perspectiva, basándose en la creación de un lenguaje artístico que se sedimenta en lo simple, pero se despliega en lo complejo, obteniendo un resultado extraordinario.
La idea de Kale es darle una visión contemporánea a los movimientos neo-clásicos y neo-orientalistas con los que se siente identificado, a través del trabajo en miniatura, básicamente pintando imágenes intrincadas y muy bien elaboradas, con diminutos pinceles y herramientas especiales, sobre artículos de la vida cotidiana que normalmente ignoramos.
Tan increíble como ver un retrato pintado fantásticamente en un grano de arroz a nuestro universal Jorge Luis Borges, un castillo sobre una capa de la piel de una cebolla, o un paisaje de ensueño plasmando la belleza cultural de Estambul, su ciudad, pintado sobre una píldora o en una semilla de uva.
AMELIA FAIS HARNAS: PARA LOS QUE LE GUSTA EL VINO, Y TAMBIÉN EL ARTE
Como a todos nos ha pasado alguna vez, a Amelia Fais Harnas también se le presentó el dilema de qué hacer con ese mantel tan preciado que no había sobrevivido al vino de la noche anterior. Puede que unos tiremos de remedios caseros o nos lancemos desesperados a una lavandina que sólo empeorará la situación; pero Amelia Fais Harnas es de ésas mujeres que desde pequeña dijeron «mamá quiero ser artista”. Y ante tamaña desgracia, para casi todos, ella vio una oportunidad. Armada con hilo de oro y una botella de tinto se lanzó a crear esta serie de retratos «al vino”.
Según la propia autora, el resultado «es una mezcla de caos y control”, donde la creación de la obra se rodea de un aura experimental en la que confluyen «el impredecible comportamiento del vino sobre el lienzo y la propia naturaleza de la persona que está retratando”. Una experiencia mística en sí misma, que llega a su culminación con la visión que el lienzo acabado ofrece al espectador, un retrato casi sacro, con una clara reminiscencia de la iconografía religiosa.
Con variaciones de tonos rosáceos, según el vino tinto que utiliza, los retratos de Amelia Fais Harnas son como naturaleza exprimida, inmortalizando rostros como los de Jay Z o Ernest-Hemingway. Tomemos lo de inmortalizar como una licencia literaria, puesto que, al fin y al cabo, el elemento principal de la obra es el vino, por lo que la conservación de los retratos va pareja a la fragilidad de éste, necesitando unas condiciones de temperatura y humedad muy determinadas. Como el buen vino, la obra de Fais Harnas debe tratarse con cuidado, saborearse lentamente, degustando ése corto espacio de tiempo que durará en tu boca o, en este caso, ante tus ojos.
ANNA KEVILLE JOYCE Y EL ARTE DE ILUSTRAR CON COMIDA
Amar la comida no es sinónimo indiscutible de disfrutar de ella únicamente sentados a la mesa; el mundo de la gastronomía admite, infinidad de variables y una de ellas, la preferida de esta artista norteamericana afincada en Buenos Aires, es la de ilustrar con ella. Anna Keville Joyce es capaz de crear todo tipo de representaciones y letterings valiéndose únicamente de elementos culinarios, ya sean comestibles o herramientas que se pueden encontrar en cualquier cocina, obteniendo un resultado espectacular.
Cada elemento, cada grano de arroz, legumbre, verdura, etc. que forman parte de sus composiciones son colocadas delicadamente en el lugar preciso para pasar a formar parte del mosaico global que constituyen los trabajos de Anna Keville Joyce. De esta manera, como una Hänsel y Gretel del food styling, la norteamericana nos cuenta una historia a través de la gastronomía.
Estas composiciones efímeras estudiadas al milímetro exigen ser fotografiadas una vez finalizadas. Por un lado, porque su finalidad suele ser la de terminar impresas en las páginas de una revista, de un cartel publicitario o un packaging, por otra persona, por la propia naturaleza de la materia prima; se trata de productos vivos con fecha de caducidad y por tanto, hay que disfrutarlos mientras conservan intactas todas sus propiedades.
Emilio R. Moya
Fuentes: vix.com, boredpanda.es, domestika.org, we-heart.com