ANTONIO BERNI: ROSARINO INMORTAL

A 40 AÑOS DE SU MUERTE, SU OBRA SE AGIGANTA

 

«Un artista debe vivir con los ojos abiertos. Pero nunca, por más apremiante que sea la realidad, debe abandonar el arte”

Antonio Berni

 

 

Antonio Berni nació en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe) el 14 de mayo de 1905. Sus padres eran de origen italiano: su padre, Napoleón Berni, era un sastre nacido en Italia, y fue uno de los tantos inmigrantes europeos que se instalaron en la ciudad durante esos años. Su madre, Margarita Picco, era argentina hija de inmigrantes italianos radicados en Roldán, un pueblo de la provincia de Santa Fe, a 30 km de Rosario. Berni nació en calle España 288 (entre Salta y Catamarca); una placa con bajorrelieve indica el sitio.

 

En su larga producción pictórica hay numerosas referencias a la comida y a su contrapartida, el hambre. Desde el “Juanito Laguna lleva comida a su padre metalúrgico” hasta “La comida” de 1953.

 

“LA COMIDA” DE 1953

Entre 1958 y 1960 Berni pintó rincones de humildes cocinas con su desbarajuste de cucharones, jarros, morteros, parrillas, ralladores, pavas y cacerolas. Azulejos blancos con guarda de grecas azules o descascaradas paredes sirven de fondo a grandes ollas –las “morochas”– donde burbujeara un puchero, el agua para los fideos o el locro de los días festivos. Una densa materia pictórica, visiblemente modelada con espátula, remeda abolladuras e inciertos residuos que accidentan las superficies de los utensilios, los cuales se adivinan idóneos en la medida de su desgaste. Pero su figura es tan impresionante, que limitarnos a su relación con la cocina sería una falta de respeto al Maestro. Es por eso que esta entrega homenaje a cuarenta años de su desaparición física, es el reconocimiento merecido al más grande artista plástico que ha surgido de la ciudad de Rosario, verdadera cuna de artistas.

 

ANTONIO BERNI. LA OLLA Y LA CARNE, 1960, ÓLEO S/HARDBOARD, 122 X 152 CM. COL. PRIVADA

 

ANTONIO BERNI. LA OLLA NEGRA, 1958, ÓLEO S/HARDBOARD, 155 X 122 CM. COL. PRIVADA

 

ANTONIO BERNI. UTENSILLOS DE COCINA SOBRE UN MURO CELESTE, 1958, ÓLEO S/TELA, 125 X 101 CM. COL. PRIVADA

 

ANTONIO BERNI. LA OLLA Y EL MORTERO, 1960, ÓLEO S/TELA, 100,5 X 73 CM. COL. PRIVADA

ANTONIO BERNI. LA OLLA AZUL, 1959, ÓLEO S/HARDBOARD, 183 X 121 CM. COL. PRIVADA

SUS PRIMEROS PASOS

 

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A los nueve años, en 1914 ingresó como aprendiz en el taller de vitrales Buxadera y Cía, donde recibió las enseñanza de su fundador, N. Bruxadera, un artesano catalán. Poco tiempo estuvo en este taller ya que entre 1914 y 1915 su padre volvió a Italia, entonces Berni es enviado a la casa de sus abuelos en Roldán. A pesar de que Antonio se alojó en Roldán, estudió pintura en el Centre Catalá de Rosario con los maestros Eugenio Fornells y Enrique Munné. En 1920, a los 15 años, expuso sus cuadros por primera vez, en el Salón Mari. La muestra constó de 17 óleos (paisajes suburbanos y estudio de flores). Expuso nuevamente sus obras en 1921, 1922 y 1924. En 1923 también expuso, pero esta vez en la Galería Witcomb de Buenos Aires. Ya por ese entonces recibía los halagos de los críticos en varios artículos publicados el 4 de noviembre de 1923 en los diarios La Nación y La Prensa.En 1925 consiguió una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa y en noviembre de ese año llegó a Madrid. En febrero de 1926, el Salón de Madrid expuso «Puerta cerrada», es un paisaje madrileño que llamó mucho la atención, como si nadie antes hubiera pintado así la ciudad. Más tarde pintó otros temas españoles, «Toledo y el religioso» (1928), y «El Torero calvo» (1928). Estando en esta ciudad advirtió que en realidad era París la cuna de la pintura española. Por eso decidió trasladarse a la «Ciudad Luz». En París asistió a los cursos de los pintores franceses André Lhote y Othon Friesz, en la Academia libre de la calle Grande Chaumiere. Hacia 1927 se instaló en Arcueil, a 6 km al sur de París, en el valle del río Biévre.

 

 

En 1930 conoció al ensayista y poeta francés Tristán Tzara. Berni iniciará su pintura surrealista, pero no pertenecerá, ni al automatismo de Miró, ni al onirismo de Dalí. En realidad tomó la pintura de De Chirico y le dio un contenido propio. «La Torre Eiffel en la Pampa», de 1930 es un ejemplo de ello. Nunca se supo si esta obra la realizó en Rosario o en París. Por entonces, después del golpe de Estado de 1930, ya casado y con una hija decidió volver a la Argentina. Al regresar, vivió por unos meses en una chacra de la provincia de Santa Fe, para luego instalarse en Rosario y trabajar como empleado municipal.

 

Tomó parte activa de la vida cultural de la ciudad, organizó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos y se adhirió por un tiempo al partido comunista. En 1932, en Amigos del Arte expuso sus obras surrealistas de París, y algunos óleos como «Toledo o el religioso». Esa muestra fue la primera exposición de ese movimiento en América Latina y también la primera en exponer collage. Se tituló Primera exposición de Arte de Vanguardia. El público no estaba acostumbrado y la muestra resultó difícil. La crítica en pleno la rechazó. Tanto Europa como América, por entonces sufrían la crisis de 1929 en Estados Unidos y Argentina con la revolución del 30 había comenzado la llamada «década infame».

 

 

Rosario era un lugar muy especial en esos años. Ahí se asentó la mafia, la de Chicho Grande y la de Chicho Chico, y la prostitución que tuvo su imperio en el barrio de Pichincha. En 1932 Berni se internó en ese universo para colaborar como fotógrafo en una nota periodística encargada a Rodolfo Puiggrós, futuro dirigente comunista. Era una zona de garitos y prostíbulos, que desaparecieron en 1937. Y fuera de esta miseria humana que observó Berni estaba la otra, la del hombre que vivía en las zonas rurales entre los chacareros.

 

 

 

Este mundo era totalmente distinto al de París de los años 20 y de los artistas surrealista. No pudo dejar de sentir una gran conmoción interior. De alguna manera dejó en parte el surrealismo ya que sufría la desazón y la desesperanza de la gente. Decidió asumir un compromiso con su país.

 

 

LOS PROTAGONISTAS: JUANITO Y RAMONA

 

EL MUNDO PROMETIDO DE JUANITO LAGUNA (1962) COLECCIÓN CANCILLERÍA ARGENTINA

A fines de los años 50, la figura de un niño empezó a aparecer como tema reincidente en la obra de Berni. Juanito Laguna surge como el primer personaje berniano.

 

LA NAVIDAD DE JUANITO LAGUNA

 

Está inspirado en los cientos de niños que el artista encontró en las villas miseria o barrios periféricos humildes que existían en la ciudad de Buenos Aires desde los años 30 y que incluso habían crecido en los últimos años. Berni concibe a Juanito como hijo de un trabajador obrero, peón de la industria metalúrgica que vive en el barrio ubicado en el bañado de Flores y que pasa el tiempo jugando libremente en la calle.

 

 

Como aclara el propio Berni: “Juanito es un chico pobre pero no un pobre chico. No es un vencido por las circunstancias sino un ser lleno de vida y esperanza, que supera su miseria circunstancial porque intuye vivir en un mundo cargado de porvenir”.

Internacionalmente apareció por primera vez en la Bienal de Venecia de 1962, en la que Berni obtuvo el Gran Premio de grabado y dibujo. En sus construcciones y ambientes, Berni lo muestra celebrando la Navidad, aprendiendo a leer, remontando un barrilete, jugando, nadando en una laguna con su perro y llevándole la comida a su padre a la fábrica en la que trabaja.

 

Su mundo está hecho a partir de retazos de tela, hojas de metal, latas aplastadas, contenedores plásticos, maderas, cartones y chatarra, desechos industriales que el artista ensambla magistralmente en construcciones monumentales.

En la serie de Juanito a Berni le interesaba trabajar el entorno, el paisaje, los rincones de la villa miseria con acumulaciones desbordantes de desperdicios. El collage y el ensamblado de Juanito funcionaban en su reciclaje real sobre grandes soportes de madera donde el artista pegaba, atornillaba y clavaba los desechos.

 

 

Berni comenzó a desarrollar el personaje de Ramona Montiel mientras vivía y trabajaba en París, a partir de 1962.Ramona es una joven de barrio que vive en el corazón de la gran urbe: Buenos Aires. Agobiada por su trabajo de costurera y seducida por los lujos y los esplendores, así como por las falsas promesas de “una vida mejor”, se vuelve prostituta.

 

 

Para esta serie el artista hurgó en los mercados de pulgas parisinos buscando materiales con los cuales componer su nuevo personaje: viejos vestidos de lentejuelas, pedazos de encaje, cordones, pasamanerías y demás accesorios con los que se engalanaban las mujeres de la Belle Époque. Aunque en la obra berniana aparecen fotografías de prostíbulos rosarinos ya en los años 40, y luego una figura muy similar a Ramona hacia finales de los 50 (en su óleo La boda), Ramona es producto de una concepción parisina del artista, alimentada de la tradición del cabaret francés y de su figura principal: la corista. A través de Ramona, el artista sondea diferentes aspectos de las presiones sociales e históricas que recaen sobre la mujer, así como la influencia de la televisión y los anuncios publicitarios en la configuración de la sensibilidad social femenina y del deseo consumista.

 

 

El artista la representa acompañada de su poderoso círculo de influyentes amigos de todos los sectores de la sociedad: un general, un marinero, un criminal, un embajador y un obispo, entre otros, como una estrella del circuito del café concert y en sus viajes a España.

 

SU GRAN LEGADO

 

 

Antonio Berni, trató de transmitir sus pensamientos y sentimientos mediante la pintura. para que el arte sea más cercano a la gente y más representativo en sus temas y lo llevó a una dimensión mucho más “real” con el collage, transformando y modernizando de esta manera el arte argentino y latinoamericano. Su mayor cualidad es que supo absorber y generar distintas tendencias artísticas en cada época incluyéndolas en su obra con una impronta personal.

 

 

 

Unos días antes de su muerte, Antonio Berni en una entrevista decía: “El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura es una forma de amor, de transmitir los años en arte”.

 

Emilio R. Moya

 

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

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