¿QUIÉN INVENTÓ EL GIN & TONIC?

 

HAY UN DESEO QUE PIDO SIEMPRE QUE PASA UN TREN

 

 

Buenos días estimados lectores. Pocos cócteles tienen un pasado tan florido, como el gin tonic. Y muchos menos, una historia que se remonta hasta el siglo XVII, atraviesa al menos cuatro continentes, y otras tantas culturas.

 

 

Cuando Andrés Calamaro compuso en 2007, “Mi Gin Tonic”, en Europa se gestaba su consagración como el cóctel básico de moda. Una moda que hoy, se replica en todo el planeta. Y que no hace ninguna distinción de sexos, porque como en las ofertas de los vendedores ambulantes de los trenes, hay un gin tonic “para la dama o para el caballero”.

 

 

El gin tonic mantiene desde su nacimiento la base de su receta: gin -ginebra para los españoles, que no hacen distinción en el lenguaje de la Real Academia- y tónica. Un básico que, gracias a la evolución de   sus dos ingredientes, vive un momento de transformación, en el que perfumes, botánicos y otros aromáticos, convierten una copa en un auténtico mundo de sabores.

 

 

El gin tonic, hoy, es un cóctel de disfrute. Un aspecto muy alejado de sus orígenes farmacéuticos, en los que su combinación se consumía como preparado médico, para luchar y prevenir la malaria.

Para entender el origen del gin tonic, hay que remontarse a dos lugares distantes entre sí, como Perú y La India. Y a dos momentos históricos muy distintos, que marcan el origen de un cóctel que solo comparte con sus raíces, la base de su receta.

 

 

Un origen sin el glamour, que acompaña hoy a esta bebida. Ciertamente, la más demandada de los últimos años, tanto para abrir como para cerrar, cualquier cena, y porque no, para acompañarla de principio a fin.

 

PERÚ, 1638

 

 

 

Cuando el cuarto Conde de Chinchón, Don Luis Jerónimo, fue nombrado, por el Rey de España, Capitán General y Virrey del Perú, lo acompañó a América, su segunda esposa Doña Francisca Enríquez de Rivera, a la sazón la cuarta condesa de Chinchón.

 

 

Es importante aclarar de quién se trata, porque si mencionásemos a secas: “la Condesa de Chinchón”; cualquier búsqueda los llevaría, queridos lectores, hacia otra condesa: María Teresa Josefa de Borbón y Vallabriga, la decimoquinta condesa de Chinchón, inmortalizada por Francisco de Goya, un siglo y medio después.

 

 

Resulta imposible conocer el origen del gin tonic, sin el protagonismo que se merece a la quinina, un extracto natural procedente de la corteza de un árbol. La versión más extendida, atribuye a la Condesa, el descubrimiento del uso terapéutico de una singular corteza, la de la chinchona, de donde se extrae la quinina, al enfermar de malaria.

 

 

Entre  los pueblos originarios del Perú, eran conocidas las propiedades curativas del árbol de la Chinchona, que solo crece en las laderas de los Andes. Algo que no solo le salvó la vida, sino que generó, que la corteza se exportara a Europa.

 

 

Pronto fue reconocida como medicamento, en la prestigiosa London Pharmacopoeia, la biblia médica de la época y, un siglo después, fue objeto de estudio para diferentes científicos, en busca de una manera más sencilla de administrar el principio activo de la chinchona.

 

 

En ese momento ya se producía gin  en Inglaterra, porque había sido conocido, por los marinos británicos que apoyaron a Holanda, durante la Guerra de Independencia holandesa en 1568. Éstos,  pudieron comprobar que aquel destilado convertía en “leones”, a sus aliados holandeses, y llamaron a la bebida, el “coraje holandés”, llevándose  la receta a su país.

Si desean conocer los orígenes del gin, pueden hacer clik aquí, y hacerlo.

 

EUROPA, 1817

 

 

Serían Pierre Joseph Pelletier y Joseph Bienaimé Caventou, dos científicos franceses, quienes lograrían en 1817 extraer su principio activo, la quinina, y convertirlo en pastillas. Unos comprimidos que comenzaron a enviarse a las distintas colonias europeas en los trópicos, de África y Asia, para paliar los estragos de la malaria.

 

LOS SOLDADOS DESCONOCIDOS

 

 

Winston Churchill, gran aficionado a los destilados, supuestamente dijo una vez: “El gin-tonic ha salvado más vidas y cabezas inglesas, que todos los médicos del Imperio”. Las invasiones coloniales emprendidas por los británicos, durante los siglos XVII y XVIII, se vieron amenazadas por un sinnúmero de desastres,  provocados por enfermedades tropicales transmitidas por mosquitos.

Desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, la Compañía Británica de las Indias Orientales anexionó por la fuerza, grandes áreas de la India, y la explotación de sus recursos hizo posible la revolución industrial en Gran Bretaña.

 

 

Decenas de nuevas enfermedades diezmaron a los invasores, y a los colonos. La malaria era una de ellas, quizás la peor. En la década de 1830, los soldados y ciudadanos británicos residentes en la India usaban 700 toneladas anuales de corteza en polvo de quinina, en forma de pastillas, un reconocido antídoto contra la malaria, que era importada desde los dominios españoles en América del Sur.

 

 

Alrededor de 1825, oficiales ingleses destinados en la India comenzaran a disolver las pastillas en gin, licor que la Marina Real, había contribuido a expandir por el mundo con sus viajes. Un hecho curioso ya que en la Inglaterra de entonces, solo era consumido por las clases más humildes.

 

 

El gin era más seguro que el agua, y diez veces más barato que la cerveza, o cualquier otra  bebida. Por eso se había convertido, en el licor de los pobres, que eran una abrumadora mayoría.

 

¿CÓMO HACER EL GIN TONIC DE LOS 80?

 

 

THE ULTIMATE GIN & TONIC BY JAMIE OLIVER

 

 

EL AGUA TÓNICA

 

 

Pronto nacería lo que se conoció como el Indian Tonic Water: una mezcla de quinina, gin, agua, azúcar y lima. Un antepasado del gin tonic, que evolucionaría en poco tiempo de manera natural, con la irrupción de las aguas tónicas carbonatadas inventadas por Johann Jacob Schweppe, el padre de la tónica Schweppes que conocemos hoy.

Gracias al invento de Schweppe, el binomio gin & tonic, se volvió inseparable, comenzó a ser conocido por sus iniciales como G. & T, Yi and Ti, y a tomarse por ser un cóctel refrescante y lúdico, para celebrar en lugar de para curar.

 

 

UN CIERRE PARA NOSTÁLGICOS

 

 

Aquellos que llevamos más de cuatro décadas, con un gin tonic en la mano, hemos vivido un montón de cambios. Desde los tiempos del Gordon y “la forma de las bebidas por venir”¸ pasando por el Beefeater, “demasiado bueno para seguir encerrado”, o “un pecado con clase”, hasta desembarcar en el Bombay Sapphire y su “vierta algo que no tiene precio”.

 

 

Afortunadamente, nos ha permitido ver, como se desarrollaban una multitud de marcas nacionales de calidad, tanto de gin, como de tónica, que hoy permiten la existencia de bares temáticos de la bebida. Y hasta pasar del vaso de trago largo, hasta la copa balón, con la presencia de otros botánicos que se sumaron al limón y a la lima.

 

 

Así que hoy podemos deleitarnos, al mirar desde arriba una copa recién servida, con la imagen que más se asemeja a la esencia del Gin & Tonic, una luna llena, iluminando la oscuridad de la noche.

 

BONUS TRACK

Este es un test exclusivo para gintonicmaníacos. Un desafío solo para fanáticos X-Treme. ¿Cuántos segundos tarda viendo la imagen, y escuchando la canción, antes de sentir un deseo irrefrenable de tomar un gin-tonic?

 

 

 

 

Emilio R. Moya

 

 

Fuentes: citadas y enlazadas en la nota.

 

 

 

 

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

NODO norte

Un suplemento del Diario La Capital

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