MI TÍO PEPE

UN JEREZ SIN FRONTERAS

 

Buenos días amables lectores. Esta mañana, otra vez al abrir la prensa electrónica, ceremonia sagrada que no me pierdo, salvo corte de luz, antes de iniciar cualquier actividad, una noticia llamó mi atención.

 

Había sido publicada hacía pocas horas en el excelente suplemento “Metrópoli”, del Diario “El Mundo” de España, y se titulaba “Seis curiosidades sobre la bodega española más visitada de Europa”.

 

 

Su primer párrafo decía lo siguiente: “Unas 250.000 personas se acercan cada año a González Byass Tío Pepe, la bodega de brandy y vino de Jerez con más de 180 años de antigüedad. Su historia, sus leyendas, la belleza de sus instalaciones, las centenarias catedrales donde envejecen vinos generosos y su privilegiada situación en pleno casco antiguo de Jerez de la Frontera, entre la Catedral y el Alcázar, son algunas de las razones por las que se ha convertido en la bodega más visitada de Europa y en el mejor destino enoturístico de la D.O. Jerez del planeta, según lo publicado en The World’s Best Vineyards el año pasado”.

 

 

Bastó leer “González Byass” y “Tío Pepe” para que el corazón se acelerara y se me piantara un lagrimón. Y es que Tío Pepe, me acompañó desde el primer día que llegue a España para abrir un restaurante en Mallorca y no me conocía nadie más que mi novia, la mamá de mi novia, mi abogado y el notario que nos firmó el traspaso del local. Sin embargo, “el Tío Pepe” estuvo allí con sus botellas, sus ceniceros, sus sacacorchos, con esa generosidad propia de los andaluces.

 

Ciertamente no era muy común, en esa época, que una empresa de tal envergadura, le entregara botellas sin cargo, material de promoción y un stock inicial en consignación, a un chaval extranjero de 21 años. Y mucho menos con la sola garantía de un apretón de manos.

 

 

Es por ello que su sombrero, su chaqueta y su guitarra,  siempre formarán parte de mis recuerdos entrañables. Y no encuentro mejor forma de homenajearlos, que contando su historia.

 

BOTA, QUE NO BARRIL

 

 

Antes de comenzar esta narración, es importante aclarar un concepto. Y para ello no existe mejor fuente que El Diario de Jerez.

Así que amable lector, le recomiendo que apriete el enlace, y lea el bello artículo “Bota, que no Barril”, que firma Fátima Ruiz de Lassaletta y que entre otras cosas aclara:

“nuestras botas,  de unos 500 litros de buen vino de capacidad  -cuántos cientos de botellas de alegría a compartir-  son un precioso elemento, tanto estético como funcional, que nuestros bodegueros idearon y nuestros toneleros ejecutaron para la perfecta crianza y envejecimiento de nuestros caldos…”

 

EL ROBLE AMERICANO DE LAS BOTAS DE JEREZ

 

Así que cuando lea “bota”, no se trata ni de un error ni de un copy-paste o vulgar “robo”, “hurto” o “aprovechase indebidamente del trabajo ajeno”. Se trata del término correcto, cuando se habla de envejecer jerez.

 

MI TÍO PEPE

 

 

Todo empezó con Manuel María González Ángel, un joven emprendedor, de solo 23 años que en 1835 decide probar fortuna en el pujante negocio de los vinos.

Esa aventura no solo resultaría ser la mejor idea de su vida, también marcaría el inicio de uno de los legados empresariales más importantes de España.

Al adentrarse en un negocio por entonces desconocido para él, busca consejo en la figura de José María Ángel y Vargas o, como él le llama cariñosamente, “mi tío Pepe”.

 

JOSÉ ÁNGEL Y VARGAS, TÍO MATERNO DE MANUEL MARÍA, A QUIEN ALUDE LA MARCA TÍO PEPE

 

Es él quien le enseña todos los secretos del arte vitivinícola jerezano. En agradecimiento, su sobrino le cede una parte de la bodega y referencia las botas de la Solera Fundacional, con el nombre “Solera del Tío Pepe”.

 

MANUEL MARÍA GONZÁLEZ JUNTO A ROBERT BLAKE BYASS.

 

Aquel sueño se hizo realidad. El amor al vino de Jerez se extendió por todo el mundo. Del éxito de las exportaciones nació la sociedad con Robert Blake Byass, comerciante de vinos inglés y agente comercial de Manuel Marías en Gran Bretaña, quien en 1844 le pide en una carta algunas botas de ese “vino tan sumamente pálido que tanto me recomiendas”.

Esas primeras botas de Tío Pepe tienen una gran acogida en Reino Unido, con un crecimiento exponencial que poco a poco se va extendiendo a otros países de Europa y el continente Americano.

 

ENTRADA A LA BODEGA DE EXTRACCIÓN.

 

Pionero desde sus orígenes, Manuel María González Ángel siguió cultivando su carácter emprendedor y fue así como, en 1886, Tío Pepe se convirtió en una de las primeras marcas registradas de España y su bodega, en la primera en contar con luz eléctrica, dos años antes incluso de que la adoptara la ciudad de Jerez

 

CINCO  GENERACIONES COMPARTIENDO LOS MISMOS VALORES.

 

Hoy, convertida en una de las empresas españolas con mayor prestigio y popularidad que exporta sus productos a 115 países; la quinta  generación de descendientes de Manuel María González Ángel sigue contagiando su pasión por el vino, en todo el mundo, fiel a los mismos valores de respeto, sostenibilidad y autenticidad que marcaron los inicios hace más de 180 años.

 

 

UN SÍMBOLO CON HISTORIA

 

CARTEL PUBLICITARIO DE TÍO PEPE EN LAS CALLES DE JEREZ.

 

Con motivo de los festejos del centenario de la Bodega, en 1935, Luis Pérez Solero, jefe de propaganda, humaniza la botella con el ya inconfundible conjunto de sombrero de ala ancha, chaquetilla andaluza y guitarra.

Ese entrañable diseño del Jefe de Propaganda de Tío Pepe se ha ido convirtiendo con los años, en una figura muy familiar para los españoles.

 

 

Los acompaña en anuncios, carreteras o en el famoso cartel luminoso de la Puerta del Sol de Madrid. Pero también fuera de sus fronteras, ayudando a la expansión del vino de Jerez a más de 115 países en todo el mundo.

 

 

Una idea que ha logrado trascender el ámbito meramente publicitario para pasar a forma parte del imaginario colectivo de un país.

 

LA CALLE DE LOS CIEGOS

 

 

A espaldas de la Catedral y a los pies del Alcázar de Jerez, la verja en el número 12 de la calle Manuel María González se abre para invitar al visitante a un viaje en el tiempo. El recinto de siete hectáreas donde se encuentra Tío Pepe, carece de viñedos, éstos se encuentran a las afueras.

 

 

Sin embargo, en esta pequeña cuidad hay casas antiguas de fachadas blancas con patios andaluces, 2.900 metros cuadrados de jardines con más de 400 árboles y plantas de 40 especies diferentes, espectaculares catedrales centenarias donde envejecen sus vinos generosos, diferentes bodegas, una tonelería y preciosas calles estrechas y empedradas cuyas paredes y techos están cubiertos de parras.

 

 

Una de ellas es Los Ciegos, un rincón mágico, considerada como una de las calles más bonitas de España.

 

REAL BODEGA DE LA CONCHA

 

 

La Real bodega de La Concha, un espectacular edificio de planta semicircular y estructura metálica. El amplio espacio con suelo de albero fue construido en honor a la reina Isabel II de España en 1868.

 

 

En su interior, 206 botas de amontillado La Concha se disponen en semicírculo y cada una de ellas tiene la bandera de los 115 países a los que se exporta el vino de González Byass.

 

 

Se conserva aún Fino Tío Pepe, procedente de uvas pisadas por la propia Reina Isabel II en su visita a la bodega en 1862. Aunque dicha visita tuvo lugar en el mes de octubre, momento en el que la vendimia ya había finalizado, el fundador de González Byass solucionó el problema adquiriendo uva de cuelga de parras, como las que se pueden ver en las calles Unión y Ciegos.

 

BODEGA LOS REYES

 

 

La Bodega Los Reyes está dedicada a la familia real española y guarda los vinos más preciados y antiguos de la marca, como el oloroso Matusalén, el amontillado Del Duque o el Pedro Ximénez Noé. También se encuentran allí los calificados como VORS Vinum Optimum Rare Signatum o Very Old Rare Sherry, vinos con más de 30 años de envejecimiento y calidad excepcional.

La mayoría de sus botas están firmadas y dedicadas por los miembros de seis generaciones de la realeza de nuestro país que han visitado alguna vez las bodegas, como Isabel II (1862), Alfonso XII (1877), Alfonso XIII (1904), Victoria Eugenia (1927), Juan Carlos y Sofía (2000) y la infanta Elena (2006).

 

 

Otros monarcas que la han visitado son Eduardo VIII de Inglaterra (1927), Naruhito de Japón (1992) y Simeón de Bulgaria (1999).

 

UN LIBRO DE VISITAS EN ROBLE

 

 

En 1878 se iniciaba en Tío Pepe una costumbre que muestra la relevancia de los vinos de Jerez y la importancia de la amistad a lo largo de la historia de marca.

 

 

Se trataba de guardar en un registro la rúbrica de las personas ilustres que visitaban las bodegas en Jerez, a la que más tarde se uniría la tradición de firmar con tiza las botas, concretamente las situadas en la bodega La Constancia, como homenaje a esos huéspedes.

 

 

Ramón Moreno, obispo de Eumenia, Baja California (norte de México), fue la primera persona que firmó en el libro de visitas de las bodegas González Byass, hábito que se conserva hasta nuestros días.

 

 

Paseando entre los pasillos de la bodega se puede observar las incontables barricas, firmadas por personalidades de todo el mundo.

 

MI TÍO PEPE Y LOS SECRETOS DEL JEREZ

Y ahora amables lectores, los invito a una visita virtual a la Bodega, donde voy a presentarles al mismísimo Tío Pepe, y créame porque nunca les miento.

 

 

Como habrán visto, una vez más en Chef 4 Estaciones no servimos gato por liebre. Así que, queridísimos lectores, ya es hora de ir a ver si el fino está bien frío, para servirnos un par de copas con Oscar y brindar por ustedes y por el nunca olvidado Tío Pepe.

 

Emilio R. Moya

 

Fuentes: se encuentran todas citadas y enlazadas en el texto, con recomendación de lectura. También para aquellos que puedan hacerlo, les recomendamos hacer un click para entrar a la página oficial de Tío Pepe y visitar el sector dedicado a enoturismo, el Hotel Boutique y las experiencias de cata.
Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

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