UNA GOLONDRINA NO HACE VERANO

 

UNA GOLONDRINA NO HACE VERANO

 

 

Buen domingo estimados lectores. Son las cinco de la mañana y estoy levantado escribiendo este editorial. No porque sea un adulto mayor que no duerme bien, sino porque siguiendo una tradición de más de cuarenta años, me levanté hace una hora para ver un partido entre los Pumas y los All Blacks.

 

 

Pero al tercer try de los de negro, mis pensamientos se fueron del partido hacia otro lado, ya que la cosa venía como siempre. Porque el deporte no es más que un reflejo de las sociedades, como todas las manifestaciones de la cultura.

Y si bien los argentinos somos grandes deportistas en forma individual, a la hora de competir en equipo, salvo honrosas excepciones, podemos ganar algunas veces, pero no somos los favoritos.

 

 

Hemos tenido tres, de los cinco mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos: Di Stéfano, Maradona y Messi. Pero el humilde Uruguay tiene los mismos campeonatos del mundo que nosotros. Porque el fútbol es un deporte colectivo, no una suma de individualidades. Y lo mismo ocurre con las naciones.

 

 

¿Les podemos ganar a los mejores del mundo, como los All Blacks? Sí, dos veces de treinta y seis que jugamos. Porque como señalaba Aristóteles en la Ética a Nicómaco, una golondrina no hace verano.

 

 

Por eso el fútbol, como alguna vez dijo un inglés, es un juego donde compiten once contra once y al final gana Alemania. O Italia o Brasil, agrego yo.

 

El Mapa Upside Down, hecho por un neocelandés, que ubica a su país en el centro del mundo

 

El tema es que todavía pensando en la nota del reconocimiento a Ale Vigil y Catena Zapata, decidí emplear mi tiempo en algo más útil que seguir viendo la paliza que nos estaban dando en la cancha, y mirar un poco más de cerca, a Nueva Zelanda.

 

 

Me intereso hace tiempo por la evolución de sus vinos y de su sociedad, no solo por el turismo y la enología, sino porque allí vive una sobrina del corazón, a la que echo de menos.

 

UNA SOCIEDAD PLURAL

 

 

Nueva Zelanda encarna el prototipo de una sociedad que interpretó los tiempos y los cambios, de manera impecable. Es una sociedad democrática, abierta, pluri-lingüística, multiétnica y en constante cambio. Con un respeto en serio por las tradiciones ancestrales y una verdadera integración de las comunidades maoríes.

Les propongo que escuchen el himno que se cantó en la final del mundial de rugby en 2011. Y que presten atención a la integración del equipo, a las tribunas y a la emoción con que lo entonan.

 

 

Ahora les propongo, que mientras miran el escudo de la nación, y escuchan otra versión, lean la traducción del himno y adviertan que se canta en las dos lenguas.

 

 

Y por último, el respeto por las tradiciones no se declama, ni se relata. Es algo que se lleva debajo de la piel y es producto de la educación en valores. Valores que se trasmiten a partir de un cambio de paradigma. Que en este caso se dio a partir de la década de los setenta.

 

 

Si ustedes pensaban que el Haka, esa danza de guerra ritual maorí, era patrimonio del Rugby, o de los hombres, estaban equivocados. El último video les permitirá ver como en todos los deportes, en todas las edades y, en todos los sexos, se siente y se ejecuta con la misma emoción.

 

 

AHORA VOY A HABLAR DE VINOS

 

A la izquierda las dos islas principales de Nueva Zelanda y a la derecha la República Argentina, separadas por el inmenso Oceáno Pacífico

 

Nueva Zelanda tiene una superficie de 268,021 km² y una población de 5 millones de habitantes, mientras que la Argentina tiene una superficie de 2.780.000 km²  una población de 45 millones de habitantes.

 

 

Nosotros empezamos a elaborar vinos en el siglo XVII y ellos en el siglo XIX. Para 1996 nosotros teníamos una superficie de 210.634 hectáreas sembradas en el país, Nueva Zelanda 7410 hectáreas.

 

 

¿Saben ustedes, queridos lectores, cuántas tenemos hoy nosotros y ellos? Se los voy a responder, y además con algunas comentarios. Hoy la Argentina tiene una superficie de 211.099 hectáreas sembradas en el país, y Nueva Zelanda 37.129 hectáreas.

 

 

Es decir que en 26 años nosotros incrementamos nuestra superficie de siembra en 465 hectáreas y ellos en 29.719. Es decir que ellos multiplicaron por cinco su producción y nosotros por…mejor no calcularlo.

Pero allí no radica el único problema. En los informes del Instituto Nacional del Vino que pongo a disposición de ustedes correspondientes a los años 1996 y 2022, hay otro dato significativo.

En 1996 había 34692 viñedos y  en 2022 hay 23278, lo que significa dos cosas: muchos productores ya no están y la producción está mucho más concentrada. ¿Por qué? Porque los costos de explotación, investigación, desarrollo, marketing estratégico,  impositivos y laborales, desalientan a los pequeños productores.

 

 

En contraposición en Nueva Zelanda, se incentiva a los pequeños productores y a las cooperativas, a que amplíen las áreas de siembra. En 2020, la producción de estos productores más pequeños, con un área de viñedos de no más de 20 hectáreas,  representaban más de las tres cuartas partes de las bodegas de Nueva Zelanda.

 

 

En comparación con nuestros micro-terroirs, son estancias, pero en la práctica son bodegas familiares, con alta tecnología.

 

 

¿Saben lo único que creció sustancialmente en Argentina, estos 26 años? No fueron las provincias productoras, que pasaron de 14 a 18. Ni el área sembrada, como ya vimos. Ni las uvas destinadas a consumo y no a vino.

Fue la cantidad de páginas del informe del instituto, que paso de 46 páginas en 1996, a 127 páginas en 2022. ¡Ah me olvidaba de contarles!, el P.B.I de Nueva Zelanda no es 9 veces menor que el nuestro, es la mitad.

Tienen una inflación anual menor al 4% y los ingresos medios por habitante son cercanos a los 40.000 euros.

 

¿QUÉ HIZO NUEVA ZELANDA?

 

 

En 1973, Gran Bretaña ingresó a la Comunidad Económica Europea, lo que requería el fin de los términos comerciales históricos, para la carne, la lana y los productos lácteos de Nueva Zelanda. Ante estas circunstancias, debieron plantearse una reestructuración dramática de su economía, explorando la diversificación de los productos primarios tradicionales hacia productos con mayor valor agregado.

 

La uva sauvignon blanc de Nueva Zelanda, que cambió la historia de la industria del vino

 

Las vides, que producen mejor en ambientes de baja humedad y baja fertilidad del suelo, se consideraron adecuadas para áreas que anteriormente habían sido pastos marginales destinados a la ganadería.

 

Frank Yukich de Montana Wines coloca una moneda de plata en un hoyo en el que se va a plantar una vid, en 1973.

 

Los últimos años de la década de 1970 y principios de la de 1980, no solo fueron tiempos de ensayo-error para la producción, sino también para la comercialización. Al igual que con muchos otros productos, en Nueva Zelanda, al vino solo se lo tomaba realmente en serio, cuando se notaba y elogiaba en el extranjero, y en particular, cuándo lo hacían los críticos de vino británicos.

 

 

Durante gran parte de la historia de las exportaciones de vino de Nueva Zelanda, el mercado del Reino Unido, con su falta de producción autóctona, gran demanda y sofisticado paladar de vinos, fue el principal o el único mercado.

 

 

En 2000, el mercado del Reino Unido representó la mitad de las exportaciones totales de Nueva Zelanda. Para 2017, el valor de las exportaciones había aumentado diez veces  y las exportaciones al Reino Unido habían caído al segundo lugar con un 23 % de las exportaciones totales detrás de Estados Unidos con un 31 %, con Australia representando un 22 % en el tercer lugar. Otros países incluían a Canadá (seis por ciento), los Países Bajos (tres por ciento) y China (dos por ciento).

 

 

Las exportaciones de vino a China, aunque por esos años representaban solo una pequeña proporción de los ingresos por exportaciones, eran notables por haber crecido más de diez veces en la década desde 2008.

 

 

Estaban vendiendo mil millones de copas de vino en casi 100 países, y más del 10% del vino vendido en Gran Bretaña por más de 5 libras esterlinas, procedía de Nueva Zelanda.

 

 

New Zealand Winegrowers,  también puso un énfasis creciente en la sostenibilidad y la certificación orgánica, incluido el monitoreo y la medición del agua, la energía, el suelo y la gestión de plagas, la reutilización de desechos, la restauración de la tierra y la biodiversidad.

 

El Instituto de Investigación Bragato es uno de los pilares para los productores

 

En factores sociales como los impactos del turismo y la capacitación del personal.

 

 

Su primer informe anual de sostenibilidad en 2016 establece que el 98% del área de viñedos de Nueva Zelanda está certificada bajo su esquema de Viticultura Sostenible de Nueva Zelanda.

 

 

Así, apoyando a los pequeños productores de Bodegas Boutique en todo su territorio, brindando apoyo económico, tecnología, investigación, capacitación y recursos, el estado y las ONG, transformaron al sector, en el quinto más importante de su economía.

 

 

¿Y POR CASA CÓMO ANDAMOS?

 

 

Según el análisis que hizo Guarda 14 del mismo informe que acompaña este editorial, por séptimo año consecutivo, Argentina tiene menor cantidad de hectáreas plantadas con uva para hacer vino.

El otro dato interesante que rescata es que en la década de los noventa un viñedo tenía un tamaño promedio de 5.8 hectáreas,  hace diez años, 8.8 hectáreas y actualmente 9.1 hectáreas.

 

EL VINO, COMO EL FÚTBOL,  UNA PASIÓN ARGENTINA

 

 

Tenemos al Maradona de los enólogos, y junto a él, a Burruchaga, a Valdano y a Ruggeri. También al Messi de los sommeliers y al Di Stéfano de los Bodegueros. Entre las Mujeres del Vino, Lucianas Aymar, para elegir. Las quieren en todas las grandes ligas del planeta.

 

 

Hacemos vinos para todos los mercados y todos los gustos, que individualmente, se cansan de ganar títulos. ¿Saben dónde está la diferencia? En los rostros del vino. En cómo se reparte la torta. Y en la falta de stress de los protagonistas.

 

 

Les presento una muestra al azar, de algunos propietarios de bodegas de Nueva Zelanda. En la página oficial podrán encontrar a casi todos.

Pero antes, una observación. No van a ver rostros maoríes. Pero no porque estén discriminados de la actividad.

 

 

Los maoríes eran navegantes, guerreros y aventureros, no agricultores ni vitivinicultores. Sus descendientes se dedican a otras actividades.

 

 

Son quienes cuidan la fauna y la flora de los parques nacionales. Se destacan en los deportes. En el sector de turismo de aventuras, en el del buceo, la pesca y el alpinismo, además de la gastronomía.

 

LOS BODEGUEROS DE NUEVA ZELANDA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta el domingo

 

 

Emilio R. Moya

 

Fuentes: citadas y enlazadas en la nota

 

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

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