DÍA DE LAS MUJERES
Buen domingo, estimados lectores. El 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer. Un día que siempre celebramos, y dedicamos para reflexionar.
Cuando Cate Blanchett tenía alrededor de 5 años, escribió un mini ensayo, guardado durante años por su madre.
Fue descubierto por casualidad durante una mudanza: “Cuando crezca, me gustaría ser un hombre. Todavía amaría a mi familia. Pero podría encender un fuego e ir a trabajar. Y cuando me aburra de ser un hombre, creo que solo seré yo”.
Anielle Franco, actual Ministra de Igualdad Racial de Brasil, no planeó ser política. Era la pasión de su hermana.
Cinco años mayor que Anielle, Marielle era activista por las comunidades negras y LGBTQI, de Río de Janeiro.
En marzo de 2018, fue asesinada en represalia, por su activismo contra la violencia policial, el racismo y la corrupción.
Ayisha Siddiqa, interpeló a la Conferencia Climática de la ONU, en noviembre último, en Egipto, con un poema:“Tanto hablan sobre su sostenibilidad, pero es mi gente la que se está muriendo”.
Se refería a la falta de acción, de los líderes mundiales, sobre el cambio climático.
ANÉCDOTAS SIGNIFICATIVAS
Estas son algunas de las anécdotas, que narran las reporteras del equipo de la revista Time en el ejemplar dedicado este año, a las Mujeres del Año.
Es una edición hecha para coleccionar, que cada año leo y valoro mucho.
Doce mujeres, seleccionadas por construir un futuro mejor, estableciendo puentes entre generaciones, comunidades y fronteras.
Y todas con un desempeño público y notorio.
En mi función de editor, he tratado de hacer lo mismo, pero partiendo de un concepto diferente.
Cuando era la mujer, la que se dedicaba a la cocina, el trabajo apenas era relevante.
A quienes se dedicaban a él, se les llamaba sin más cocineras.
Desde que entraron los hombres en el oficio, cocinar se elevó a la categoría de arte.
El cocinero, ha pasado a ser Chef, y el oficio se denomina “Cocina de Autor”.
En 2021, dedicamos nuestra edición a Antonia Caballero, la cocinera del comedor universitario de la Universidad Nacional de Misiones.
Y en 2022, a mujeres líderes elegidas por las Naciones Unidas, prácticamente desconocidas para el público.
Este año, queridos lectores, no he tenido que hacer ningún esfuerzo. Ninguna búsqueda. Porque la mujer del año, pasa cada día por mi vereda.
Recuperada de una fractura de cadera, en tiempo récord, Eda, a sus 84 años, da testimonio con su vida, de lo que significa cocinar por amor.
¿PARA QUÉ ENCAJAR, CUANDO NACISTE PARA SOBRESALIR?
Hace ya mucho tiempo, que dejé de creer en las casualidades. Cuando le pedí a Eda Cena, mi vecina una fotografía, con su centenario palo de amasar, con el que revolvía la polenta desde su juventud, no me percaté del texto en su vestidito.
Pude leerlo, al editar las fotos de la nota. Y me quedé perplejo. No habría encontrado, mejores palabras para describirla.
Eda nació en Ucacha, en la provincia de Córdoba. Hija de hijos, de colonos piamonteses. Y se crio en el campo. Heredera de antiguas tradiciones, que llegaron a estas tierras durante la gran migración.
Allí conoció al “Nono”; como todos llamamos cariñosamente hoy, a José Luis Natali (90 recién cumplidos), su esposo.
Y desde hace 69 años, lo cuida y lo mima. Se casaron en 1957, y se fueron a vivir a Bombal, en la provincia de Santa Fe, de donde era oriundo José.
Con 19 años se levantaba a las tres de la mañana para hornear el pan. En la chacrita, que arrendaron para comenzar su vida.
Iba y venía. De la casa, a la huerta. De la huerta, a la cocina. Para recién allí comenzar con las tareas cotidianas.
Tuvieron una hija, Elvira, que lamentablemente los dejó hace diez años. Dos nietos, Mariana y Fabio. Y cuatro bisnietos. Benjamín, Alejo, Valentino y Giuliano.
Y el año pasado, una caída le provocó la fractura de su cadera.
EL AMOR POR LA VIDA
Lejos de darse por vencida, a menos de un año del accidente, sigue yendo y viniendo. Y cocinando, para sus seres queridos.
La foto no le hace justicia. Eda, es una persona increíblemente divertida. A pesar de todo lo vivido.
Es un placer verla caminar para hacer las compras, cargar su celular, prepararse para recibir a sus nietos y bisnietos, siempre con la mirada puesta de reojo, en el Nono.
Jamás pide ayuda. Aprendió a sobresalir, pasando desapercibida. Y a cocinar, como modo de expresar amor por sus seres queridos.
Su palo de amasar le ha servido toda la vida, desde que lo recibió de sus padres. Una punta, todavía conserva el testimonio de las polentas que ha revuelto.
Con él, ha hecho miles de ravioles, y de canelones. Sus manos, cuando lo toma, parecen hechas a su forma. Ni hablar de sus tallarines. La especialidad de la casa. (*)
Representa para mí, a esa legión de mujeres, que pueblan nuestras aceras. Que como nuestras abuelas, o nuestras madres, nos enseñaron a cocinar y amar la gastronomía.
Y en ella, hemos decidido homenajearlas a todas. La cocina de madres, y de abuelas, hoy revalorizada, es la cocina de la tradición más hermosa.
Una cocina nacida del amor. Por la vida, por los semejantes, por el porvenir. Un legado, que seguramente será continuado por sus bisnietos.
Hasta el domingo
(*) FE DE ERRATAS: a poco de ser publicada esta nota, recibí información clasificada. En ella se me advertía, que nietos y bisnietos de Eda, estaban planificando represalías.
¿EL motivo? No haber incluido los tallarines, entre las habilidades de su nona. Según obra en el informe reservado, serían su especialidad.
Ante la amenaza, decidí incluir este agregado. Previamente, me reuní con Eda. Al ponerla al tanto, me garantizó que los muchachos no eran violentos. Y me ofreció mandarme una porción de tallarines, la próxima vez que amasara. De más está decir, que acepté gustoso.
Emilio R. Moya