NUEVE DE JULIO DE MIL OCHO DIECISÉIS
Buenos días estimados lectores, Feliz Día de la Independencia y ¡Viva la Patria! Es bueno recordar cuando festejamos un cumpleaños, en qué circunstancias nacimos.
Quiénes fueron nuestros padres, y cómo los hemos honrado o no, a lo largo de nuestras vidas. Y los países, no son una excepción a la regla.
¿Acaso alguno recuerda cuántos fueron los diputados qué firmaron el Acta de Declaración de la Independencia? ¿A qué provincias representaban? ¿Cómo celebraron la declaración? ¿Cuánto ganaban por su trabajo? ¿Cómo llegaron a Tucumán, donde se alojaron y que comieron?
Nuestro propósito hoy, es llevar un poco de justicia a la memoria de ese grupo de soñadores y soñadoras, que bajo ataque del ejército realista, hicieron posible lo imposible.
NACIMOS FEDERALES, MULTIÉTNICOS Y MULTILINGÜISTÍCOS
VERSIÓN CASTELLANO-AYMARÁ
Luego de firmar el Acta, se mandaron a imprimir tres mil ejemplares para enviar a todas las provincias. Mil quinientos en castellano, mil en quechua y quinientos en aymará. Un detalle que rara vez se menciona, pero que pone de manifiesto la composición étnica y lingüística de nuestros padres fundadores.
VERSIÓN CASTELLANO -QUECHUA
Los caminos y las condiciones, para llegar a Tucumán eran tan peligrosos, que la mayoría antes de partir, realizó sus testamentos.
Viajaron en carretas, diligencias, caballos, o a lomo de mula. En total fueron 29 los diputados que sesionaron y firmaron el Acta representando a las siguientes Provincias: Buenos Aires (7); Charcas y Córdoba (3); San Juan, Salta, Mendoza, Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero (2) y a Jujuy, La Rioja, Chichas (Potosí) y Mizque (1).
El más joven de todos era Tomás Godoy Cruz, representante de Mendoza, nacido en 1791 que tenía solo 25 años. El más viejo, Pedro Ignacio de Rivera diputado por Mizque, Potosí, nacido en 1753. Tenía 63 años.
Solo había dos profesiones representadas, aunque muchos de ellos, también fueron con el tiempo, guerreros y combatientes. Dieciocho eran abogados y once sacerdotes. Y cobraban como única remuneración cien pesos al mes.
Según señala el Diario La Capital de Rosario en su edición del 9 de julio de 2016:
“Obviamente, no había hoteles, sí alojamientos para viajeros pero no lo suficiente para hospedar a todos; los canónigos lo hicieron en Conventos, Fray Justo Santa María de Oro en Lules con los jesuitas y Fray Cayetano Rodríguez en casa del Obispo, el resto de los diputados se alojó en casas de familia y eventualmente en la Casa Histórica que contaba con algunos aposentos.
Se servía en las mesas carne asada, guisada, charqui y locro. El arroz era algo exótico, importado del oriente.
El grano de maíz era demandado, también se consumía carne de paloma y perdices. El locro, la humita, la mazamorra y los pasteles de choclo eran clásicos de la gastronomía tucumana.
Los dulces y mermeladas eran caseros, sobre todo con naranja y lima. Se consumía gran cantidad de tubérculos, hortalizas y frutas.
Se bebía café, chocolate y mate. Para endulzar comidas y bebidas se empleaba miel de abeja y de caña y azúcar cuya industria era incipiente para 1816”.
BUENOS AIRES TUVO QUE ESPERAR
A Buenos Aires la noticia llegó el día 16, y se hizo bando público anunciando la noticia. Tres salvas de artillería y repique general de campanas a las siete de la mañana, otras al mediodía y la tercera a las oraciones.
Luego, 10 días consecutivos de iluminación general en la ciudad con música en las calles, vivas y aclamaciones de alegría, con las tropas disparando salvas de cañones y fusiles en señal de regocijo.
Cuando llegó la noticia de la Declaración de la Independencia a Mendoza, se organizó un gran festejo con una corrida de toros, en la que participaron soldados destacados de San Martín, quien era aficionado a la tauromaquia.
La primera Miss Argentina en su edad madura. La novia de la Patria, Lucía Aráoz.
En Tucumán, el 10 de julio se organizó un baile en la misma casa de la Declaración de la Independencia y se coronó Reina de la Celebración a Lucía Aráoz, una niña de 10 años, a quien durante toda su vida la llamarían la novia de la Patria o la rubia de la Patria.
LA CRÓNICA DE LA CELEBRACIÓN
En la página web del Museo Casa Histórica de la Independencia, Juan Pablo Bulacio publicó la siguiente crónica que transcribimos textualmente para ustedes, estimados lectores.
“La sesión del 9 de julio de 1816 fue bastante extensa. Al día siguiente se llevaron a cabo los festejos por la declaración de la independencia.
El 10 de julio, a las nueve de la mañana, los diputados y demás autoridades se dirigieron al templo de San Francisco.
Los encabezaba el Director Supremo Pueyrredón. Lo acompañaban Laprida y el gobernador Aráoz. A lo largo de tres cuadras, que separaban la casa del Congreso de la iglesia, formaban en doble hilera las tropas de soldados.
En la plaza estaba reunido el pueblo, expectante y entusiasta. Según la investigación de Juan Carlos Marinsalda, la procesión desde la casa de Francisca Bazán hasta San Francisco era costumbre en tiempos de la colonia.
La familia Bazán era propietaria de un Cristo (conocido como el “Cristo de los Bazán”), trasladado habitualmente en las celebraciones religiosas.
El congresal por La Rioja, Pedro Ignacio Castro Barros, tuvo a su cargo la misa solemne y el sermón. Entre salvas y música la comitiva se dirigió a la casa del gobernador donde sesionó brevemente el Congreso.
En su salón se preparaba un baile para otorgar a Pueyrredón la jerarquía de Brigadier y nombrar a Belgrano como General en Jefe del Ejército, en reemplazo de Rondeau.
Hacia 1870, Paul Groussac, un intelectual francés que residía en Tucumán, narró detalles del baile de la independencia gracias a los testimonios de algunas personas que habían asistido.
Según Groussac:
“Cuántas veces me han referido sus grandezas mis viejos amigos de uno y otro sexo que habían sido testigos y actores de la inolvidable función.
De tantas referencias sobrepuestas sólo conservo en la imaginación un tumulto y revoltijo de luces, armonías, guirnaldas de flores, manchas brillantes y oscuras de uniformes y casacas, faldas y faldones en pleno vuelo, vagas visiones de parejas enlazadas en un alegre bullicio de voces, risas, jirones de frases perdidas que cubrían la delgada orquesta de fortepiano y violín”.
Tal como nos cuenta el intelectual francés, en los tiempos de la independencia, y también en el período colonial los bailes que se brindaban en las casas de familia eran animados musicalmente por distintos instrumentos, como violines, pianofortes, arpas, etc.
Las melodías que se escuchaban eran el vals y el minué, estilos musicales que provenían de Europa.
Los bailes eran la oportunidad que aprovechaban las élites para crear y fortalecer relaciones sociales. Muchas veces, los padres aprovechaban esta ocasión para presentar a sus hijas con el objetivo de concertar matrimonios que puedan favorecer su propia posición social.
Según Groussac, estuvieron presentes en el baile de la independencia las damas más prominentes de ese momento, como Teresa Gramajo y Cornelia Muñecas.
Según la tradición, Belgrano habría conocido allí a Dolores Helguero, la mujer con quien tuvo a su hija Manuela Mónica. Sin embargo, todas las miradas estuvieron puestas en Lucía Aráoz, quien por su belleza fue llamada la rubia de la patria.
Esta realidad, según el autor: “alarmó tanto a los tucumanos que, se presentó su gobernador Bernabé Aráoz acompañado de mi tío el Dr. Pedro Miguel Aráoz que era el cura y vicario, así como muchas familias conocidas, a pedir al señor general que no los abandonasen y ofrecerle que alarmarían toda la provincia y correrían la suerte que les deparase una batalla.
La Casa de Tucumán hace más de cien años
Belgrano accedió a tal petición del pueblo tucumano y ante el clamor de que no los abandonasen, así como en Jujuy, se encontró con otros decididos: el gobernador Aráoz acompañado del cura y vicario y de otros varios ciudadanos (…) a la campaña y al tercer día se presentaron al señor general con 2000 decididos.
Según La Madrid la victoria se alcanzó entre los días 24 y 26, cuando el enemigo se rindió frente al Ejército de Belgrano, quien estuvo acompañado por otros jefes como Díaz Vélez, Balcarce, Dorrego y el mismo Aráoz de la Madrid en aquella gloriosa Batalla de Tucumán”.
Por esta victoria según el autor: no recuerdo si fue el General o el Gobierno Supremo quien acordó un escudo de oro a los jefes y oficiales (…) y de paño a la tropa (…) bordado con letras de oro (…) La Patria a su defensor.
La Casa de Tucumán en 1868
Tras esta victoria quedó inmortalizada la frase Tucumán sepulcro de la tiranía en una medalla conmemorativa mandada a hacer por Belgrano en Potosí.
Su bastón de mando, con todo un pueblo en procesión, fue entregado a la Virgen de la Merced, nombrándola Generala del Ejercito Patriota”.
Museo Casa Histórica de la Independencia, San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina, Julio de 2017”
NUESTRO RECONOCIMIENTO A QUIENOS NOS RECONOCIERON
Una nación comienza a existir, para sí misma, cuando logra su independencia. Pero empieza a existir para el mundo cuando ésta, le es reconocida por otros países.
Nuestra existencia en el Mundo se la debemos a Kamehameha I, Rey de Hawai, quién fue el primer mandatario del mundo en reconocer la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, ante Hipólito Bouchard, al mando de la nave La Argentina.
Hipólito Bouchard no estaba autorizado a firmar tratado alguno. Pero el documento fue hallado posteriormente por el investigador y bibliotecario de los Archivos Públicos de Hawai, Roberto C. Lydecker, quien lo publicó en 1906 con la marca o sello personal de dicho monarca y la firma de Bouchard, fechado a bordo de La Argentina, el 11 de septiembre de 1818.
Posteriormente, Chile el 5 de febrero de 1819, el Reino de Portugal el 16 de abril de 1821, los Estados Unidos el 4 de mayo de 1822 y el Reino Unido el 31 de diciembre de 1824, fueron las primeras naciones en reconocer nuestra independencia.
Francia, cuyas ideas de igualdad, libertad y fraternidad, habían insuflado los sueños de nuestros patriotas, recién lo hizo el 16 de diciembre de 1857 y España el 21 de septiembre de 1863.
NUESTRO RECONOCIMIENTO A QUIÉN MANTUVO VIVO LOS SABORES DE LA INDEPENDENCIA
Sara Figueroa, heredera de aquellas cocineras que prepararon los platos que alimentaron a nuestros padres fundadores, se nos fue en 2019. Pero su presencia sigue vive en la memoria de su pueblo, y de todos los que visitaron Tucumán.
Emilio R. Moya
Fuentes: citadas y enlazadas en la nota