LA RESERVA DE LAS TRADICIONES
Buenos días estimados lectores. Las personas normales, aquellas que la sociedad cataloga de “normales”, disfrutan de pasear y comprar en esos no-lugares, denominados universalmente “shopping center”.
Ustedes, queridos lectores, al igual que nosotros, podemos pasar tranquilamente de esa experiencia, porque tenemos nuestros propios lugares. En los que disfrutamos como niño en juguetería. Y aunque cada vez quedan menos en las grandes ciudades portuarias de Argentina, hasta hace algunos años, tuvimos mercados legendarios.
Desde siempre, los mercados han sido algo más que lugares, donde se venden productos de alimentación. En muchos, alrededor de los puestos surgieron pequeños bares o restaurantes en los que se preparaban tapas, raciones o platos sencillos elaborados con ingredientes frescos, comprados allí. Quien haya viajado por Iberoamérica, especialmente a México o a Perú, se habrá encontrado estos puestos de comida popular, muy concurridos siempre.
Por ejemplo, en el pintoresco Mercado Hidalgo de Guanajuato, uno puede comer excelentes gorditas, carnitas, tacos y tortillas.
O en Tokio, donde se acaba de inaugurar el nuevo mercado de pescado de Toyosu, con el reto de ocupar el lugar de la icónica lonja de Tsukiji. También en Europa es habitual, comer en el mercado. Está Les Halles, en el centro de Lyon, hoy llamado Les Halles Paul Bocuse, donde se alternan los cuidados puestos de alimentación, con diversos restaurantes y barras en los que se sirven productos frescos, sobre todo ostras, que se pueden regar con una copa de vino blanco o de champagne. Ni hablar de España donde constituyen una institución indispensable.
Ir a los mercados es una ceremonia laica y es el primer lugar a visitar para un foodie que llega de viaje a una ciudad nueva, como si fuera un peregrino que cumple su promesa. Recorrer los mercados es un placer. Ya sea un mercado itinerante que recorre los pueblos de una región española, yendo una vez por mes a cada uno (los mercadillos) o el desaparecido Dean & Deluca en el corazón del Soho neoyorquino.
Comencemos la nota por un recorrido virtual
MERCADO HIDALGO
MERCADO TOSOYU
Subasta de atunes en el mercaado
LONJA DE TSUKIYI
LES HALLES PAUL BOCUSE
MERCADO DE ROSARIO
Hasta hace unos cincuenta años también florecían en nuestro país y Rosario, tenía un gran Mercado en el centro de la ciudad, donde hoy se levanta la Plaza Montenegro y el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.
MERCADO SAN MIGUEL, SALTA
MERCADO CENTRAL, MENDOZA
EL MERCADO DE BELGRANO
El Mercado de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires, mucho menos fashion que el actual, ya se llenaba de visitantes para comprar quesos en lo de Valenti, salame y encurtidos en otros puestos, para la picada, y pescado fresco para preparar el plato principal.
EL MERCADO DEL ABASTO
FOTO Simón Chávez
El cierre del Mercado del Abasto de Buenos Aires, para transformarlo en un Shopping Center de la mano de George Soros, fue una puñalada en el corazón de la capital.
FOTO Simón Chávez
Para los más jóvenes, y como Bonus Track, esta película de 1955, Mercado de Abasto, pinta como una acuarela porteña, aquel lugar donde comenzó a cantar Carlos Gardel, el Morocho del Abasto.
https://youtu.be/RQAGhVg_NeE
Una pérdida inexplicable cuando se podría haber actualizado para transformarlo en atracción de la ciudad, como el de La Boquería en Barcelona, el de Chamartín en Madrid o el Central en Valencia.
FOTO Simón Chávez
LA BOQUERÍA
MERCADO CENTRAL DE VALENCIA
MERCADO DE CHAMARTIN
LOS BAZARES EN ORIENTE
Los bazares son uno de los símbolos de Oriente. Sus intrincadas calles llenas de colores invitan a perderse en ellos durante horas, pero más allá de lo que ve el cliente, hay un complejo tejido social.
Cada bazar es un pequeño mundo, en el que los comerciantes se hacen lugar poco a poco y día tras día, mientras se debaten entre la tradición y el turismo, dan continuidad a un modelo de mercado con milenios de antigüedad.
El Gran Bazar de Estambul presume de ser el más antiguo del mundo que sigue en funcionamiento: nació en 1455, apenas tres años después de la conquista otomana de la ciudad.
Los nombres de sus calles –calle de las alfombras, de las pieles, de las joyas, reflejan la estructura que tuvieron los bazares durante siglos, en la que cada zona concentraba los comercios de un determinado tipo.
BAZAR Y ZOCO
En muchos países de cultura islámica,especialmente en el norte de África, el bazar se conoce con el término árabe “souk” (zoco, en español).
Aunque en esencia son muy similares, el zoco está formado por un conjunto de calles que pueden estar o no cubiertas, mientras que la característica distintiva del bazar es que se trata un lugar cerrado: la mayoría de espacios son cubiertos y las puertas de acceso se cierran cuando termina la actividad del día.
LOS MERCADOS FLOTANTES EN EL SUDESTE ASIÁTICO
Los orígenes de los mercados y las ferias son tan antiguos como la propia civilización. Esta tradición ha supuesto no sólo compra-venta de productos, sino comunicación y apertura.
En la parte sur del continente asiático el intercambio comercial se daba en algunos sitios en pequeñas embarcaciones, especialmente en las orillas de los ríos. Hoy todavía quedan muchos mercados flotantes instalados en los cauces de los ríos más concurridos. En ellos podemos encontrar comerciantes, vestidos con colores muy llamativos, remando y vendiendo productos, especialmente frutas y hortalizas frescas. Los más famosos son los de Tailandia y Vietnam, aunque podemos encontrarlos también en Indonesia y en La India.
Esta antigua forma de hacer comercio, usando el medio acuático, hoy se ha convertido en una atracción turística de importancia, y en muchos de los viajes a esta parte del mundo hay programadas visitas a los mercados flotantes que todavía quedan. Algunos están ya inundados de turistas, mientras otros han conseguido mantener la esencia de hace siglos.
Emilio R. Moya
Fuentes: citadas y enlazadas en la nota