¿QUÉ PASÓ EN EL MUNDIAL DEL ASADO?
Buenos días estimados lectores. El 2, 3 y 4 de septiembre se llevó a cabo en la comuna de Torhout, en Bélgica, la edición 2022 del World Barbecue Championship.
En argentino básico, el Mundial del Asado. Argentina estuvo representada por seis hombres y una mujer, con sobrados antecedentes en el arte de asar todo tipo de carnes.
Todos ellos integrantes de la Federación Argentina de Asadores, una Institución 100 por ciento argentina sin fines de lucro, como señala su sitio oficial de Facebook.
Contrariamente a lo que todos esperaban, el país no se destacó en la competencia, sino que obtuvo la posición 51 entre 80 participantes. Como ustedes ya habrán visto, leído y escuchado, han comenzado a aparecer las excusas, a diestra y siniestra.
Nosotros no somos ni demasiado críticos ni demasiado complacientes, y seguimos un solo principio: tratar de ser objetivos. Y no podemos permitirnos no analizar semejante noticia, sin profundizarla un poco más. Porque así como en la televisión las excusas no se televisan, en la cocina o en la parrilla, las excusas no se comen. Y un Mundial es algo serio.
Existen antecedentes, para los que peinamos canas, acerca de lo que nos puede haber pasado. No por haberlos vivido, pero por haber vivido sus consecuencias.
El asado y el fútbol, son desde hace más de cien años, la pasión de los domingos argentinos. Nada mejor que el fútbol, para ilustrarnos acerca de lo que pasó en Bélgica. Pero para eso hay que ir hacia atrás hasta otro mundial, esta vez de fútbol, que se celebró en Suecia en 1958.
ERA PAN COMIDO Y FUE UN DESASTRE
Así titulaba El Gráfico, una crónica acerca de la participación Argentina en aquel mundial, y agregaba en su bajada: El fútbol argentino se creía el mejor del mundo, pese a que sólo había jugado 10 veces con rivales europeos en 24 años. Viajó al mundial de Suecia a dar la vuelta, pero volvió humillado.
Y luego hacía un análisis pormenorizado de las causas del desastre que terminó con una goleada por 6 a 1 frente a Checoeslovaquia, que nos mandó a Buenos Aires en la primera vuelta, sin poder ver a Brasil y a Pelé dar su primera vuelta olímpica.
“Mientras resonaba la palabra “desastre”, Ricardo Lorenzo, Borocotó, trazó un primer balance en las páginas de El Gráfico: “El mal viene de muy lejos, arrastrándose. Y como en el orden sudamericano las cosas habían salido bien y los jugadores argentinos que están jugando en cuadros extranjeros han agregado prestigio, muchos aceptaron que éramos los mejo res del mundo sin que eso se haya demostrado jamás. Por otra parte, han sido tan pocas las confrontaciones de la Selección Argentina con el fútbol mundial fuera de nuestro medio, que eso ha contribuido a estacionarnos cuando los demás siguen andando.”
“Evidentemente, el cóctel había sido fatal: desconocimiento de los rivales, desactualización táctica, precariedad estratégica, preparación física inadecuada, exceso de confianza, escasa organización, errónea valoración de los futbolistas a la hora de conformar la lista definitiva… Demasiadas tuercas sueltas para un fútbol que se creía el mejor del mundo”.
José Varacka y Ángel Labruna en el vestuario después de la derrota.
“Si algo les faltaba a los jugadores argentinos para sentirse en el quinto subsuelo de la depresión, eso fue el regreso por vía aérea a la Argentina. Además de las feroces críticas periodísticas, fueron recibidos por una impiadosa lluvia de monedazos de parte de los hinchas que se congregaron en Ezeiza”.
LAS EXPLICACIONES OFICIALES
El equipo argentino, ante la conmoción que causó en las redes sociales su desempeño, se expresó en el Diario La Nación, pero no en la sección gastronómica, que alguna vez escribiera nuestro querido amigo Alejandro Maglione.
Fue en una excelente nota realizada por Germán Wille, redactor de periodismo de interés, dónde los dirigentes mostraron la hilacha.
“Lo que pasa es que en el World Barbecue Championship sacaron a la Argentina de su zona de confort”, señaló a LA NACION, Héctor Martínez, Presidente de la Federación Argentina de Asadores, y explicó las diferencias en la forma de asar de la competencia europea: “Es que allá se trabaja con kamados. También se utiliza muy poquita leña y combinación con carbón vegetal”.
Martínez agregó que, a diferencia de los torneos de asado que se hacen en la Argentina, en el mundial como el de Bélgica “no es solo para asadores, es alta cocina”.
SIAMO FUORI DELLA COPA
Asar carne por acción del fuego, es algo tan antiguo como la humanidad. Y desde hace mucho tiempo, el asado es Alta Cocina. Eso no es ninguna novedad.
Con el mayor respeto hacia el Presidente de la Federación, el Kamado, es uno de los modos más eficiente y maravillosos que se han inventado para hacerlo.
Hemos escrito varias notas sobre el tema. El 8 de febrero de 2021, Universo Kamado, por ejemplo. Y este mismo año Espacio Trapiche & Kamado Argentina.
De haberlas leído, sabría que desde 1994, el diseñador industrial Martín Béraud, es tal vez el mejor fabricante de kamados, no japonés, del mundo y sus KB 10 son legendarios.
O podría haber consultado con nuestro amigo el Chef Lucas Bustos, acerca de cómo utilizar un kamado.
Y hubieran podido explotar las bondades de su diseño, que le permiten temperaturas que pueden oscilar entre los 50°C fijados para el ahumado de alimentos o la preparación de una receta de cocina lenta o slow cooking a baja temperatura y los 450°C establecidos para un asado a altas temperaturas.
Me permito preguntar en voz alta ¿Con cuánta anticipación sabía la Federación, las categorías que se iban a concursar? Y lo respondo yo para ustedes, queridos lectores, de acuerdo al reglamento de la WC BBQ “el asado se realizará en diferentes tipos de barbacoa, que se darán a conocer antes del 21 de noviembre de 2020. Para entonces también se darán a conocer los tipos de carnes y pescados y el contenido de la caja de alimentos que se utilizará”.
Porque eran seis las categorías en las que se dividía el campeonato de Bélgica: ojo de bife, pollo, paleta de cerdo, carré de cerdo, pescado, plato criollo y postre.
“Cualquiera que quiera participar debe registrarse antes del 1 de noviembre de 2020. Los equipos serán notificados si han sido seleccionados o no antes del 15 de noviembre de 2020”.
Tiempo para preparar al equipo hubo. Y para adaptarse a las exigencias del reglamento, también. ¿Quién era el especialista en postres? ¿Quién en ahumados? ¿Quién en cocciones lentas? ¿Quién en pescados? ¿Quién en cerdo? Y ¿Quién en Pollo?
O acaso todos eran especialistas en todo. ¿Tiraban el centro e iban a cabecear? ¿Cuánto tiempo se prepararon? ¿Y quién era el Director Técnico? Tengo muchas preguntas, pero no pretendo ninguna respuesta. Porque los pobres asadores y asadora que fueron a Bélgica, viajaron llenos de ilusiones y de ganas.
Pero sin preparación previa, ni entrenamiento, ni la información adecuada, como sí lo hicieron otros equipos de nuestro continente.
El mejor clasificado fue Paraguay en el puesto 11 y le siguió uno de los dos equipos de Chile en el puesto 17, y el otro en el 27.
Además, “La Roja de Fuego” como se denomina el grupo de 25 profesionales chilenos, se convirtió en el primer equipo no europeo en ganar alguna categoría, al lograr el primer puesto en Paleta de Cerdo, Pork Shoulder o Pulled Pork.
“SOMOS LOS MEJORES DEL MUNDO”
Los miembros del Seleccionado, se criaron en una cultura en la que nos enseñaron que somos los mejores asadores y tenemos la mejor carne del mundo. Y que como en la Argentina, no se come en ningún lado.
Sin el más mínimo respeto por pueblos que hacen asados desde antes que hubiera un solo habitante humano en tierras americanas.
Los daneses que ganaron el certamen, empezaron a hacer asados, durante la Era del Hielo. Y cuándo se transformaron en vikingos asaban cerdos y vacas enteras, antes de que una sola vaca o un solo cerdo hubiera pisado nuestras tierras.
Lo que nos pasó en este Mundial, es lo mismo que nos pasó en Suecia 58, nos pintaron la cara. Era pan comido y fue un desastre. Pero si aprendemos, tal vez en algunos años podamos empezar a trabajar en serio. Formar un equipo, no una suma de individualidades.
Y con mucho trabajo y esfuerzo, estaremos en condiciones de empezar a competir. Tal vez logremos un podio, o un campeonato en veinte o treinta años. Porque los pingos no ganan en la boletería, ganan en la carrera. Porque no podemos vivir quejándonos de que el pasto estaba corto, la cancha poceada o el V.A.R nos cobró un off-side que no era.
No somos los mejores, pero tampoco los peores. Somos uno más de los pueblos de la tierra, que hacen sus asados para reunirse en torno a la mesa. Y eso es lo importante, el juntarnos para compartir los alimentos. Que para nosotros, por haberlos comido así desde que nacimos, siempre serán sentidos como los mejores.
No porque lo sean, sino porque forman parte de nuestra historia, de nuestra forma de ser y de nuestro patrimonio cultural alimentario. Ahora si decidimos salir a competir al mundo, tenemos que prepararnos de acuerdo a las exigencias que plantea un campeonato mundial.
Porque como alguien muy querido por todos los argentinos alguna vez dijo: la camiseta no se mancha.
P.D.: Al equipo hay que recibirlo con un abrazo, no como fueron recibidos los jugadores que viajaron a Suecia.
Emilio R. Moya
Fuentes: citadas y enlazadas en la nota