INFLUENCERS ERAN LOS DE ANTES

 

INFLUENCERS ERAN LOS DE ANTES

 

 

Buen domingo estimados lectores. Tengo la gran ventaja de escribir mis editoriales los domingos, después de haber leído, un día antes, el que Federico Lancia publica en Mendoza on Line.

Ventaja, que en realidad es desventaja, ya que el muy perverso, escribe con un poder de síntesis y una precisión, de la que no soy capaz.

 

 

Lo que me obliga a encarar el mismo tema, desde otra perspectiva, si quiero sumarme al debate. Y en este caso me parece más que oportuno hacerlo.

Hace tiempo que venía escuchando que en los grupos del Círculo Rojo del Vino Mendocino, se venía hablando el tema de los influencers.

 

 

Confieso que no participo de ningún grupo ni de vinos, ni  gastronómico, ni de periodistas, ni de nada. Soy lo que se dice en la jerga un Lonely Wolf, un lobo solitario.

 

 

Prefiero las relaciones cara a cara, chat a chat, o teléfono a teléfono, con colegas, o fuentes. Y no los grupos de whatsapp. Pero sigo lo que en ellos pasa a través de mis amigos o mis fuentes.

 

 

Mucho más a través de mis fuentes, porque con mis amigos prefiero hablar de lo que ustedes, amables lectores, hablan con sus amigos, de cosas importantes.

Y el hecho solo saber de la posibilidad de que se estudie la posibilidad de convocar influencers a Mendoza para promocionar el vino, me erizó la piel.

Porque los influencers, son una práctica mucho más antigua de lo que sus agencias admiten, solo que han cambiado de nombre.

Porque barajar la posibilidad de convocarlos indica la profundidad de una crisis y porque cuando se recurre a ellos, como supuesta solución, significa que no se conoce el problema en profundidad y se está dispuesto a todo.

 

 

Que se ha renunciado a la razón y que si este recurso fracasa, nadie va a sonrojarse, si en próximos debates alguno tirá un: conozco un astrólogo…Alguién sugiera y si lo traemos a Claudio María Domínguez y a Ludovica Squirru…Y por qué no algo más radical ¿un chamán peruano con ayahuasca? ¿Un medicine man jamaiquino?

 

 

 

Esa fue la decisión que tomó el último Zar de Rusia. Y dejó el gobierno de su imperio en manos, primero de unos cuántos ineptos influencers, y al final, en manos de Rasputín.

 

 

Así que si algo así llegara a ocurrir, nada bueno les espera a los mendocinos. Y mucho menos a sus Bodegas, salvo que la gente de las Mendoza, tenga muchas ganas de que en muy pocos segundos y por unos cuántos clicks, le devoren sus billeteras.

 

 

Negar los influencers, es de necios. Pero pensar que sirven para soluciones inmediatas o sin la existencia de planes de largo alcance en los que solo signifiquen una parte más, es aún de necios más necios.

Porque si existiera un problema, no se va primero a la farmacia, se va primero al médico para tener un diagnóstico.

Y si existiera un problema, estaría afectando a todos de la misma forma, y a la distancia, no es lo que se observa. Al menos, no es lo que yo observo.

 

UNA PERSONA INFLUYENTE

 

 

¿Qué es un influencer? La respuesta es lingüística y sencilla, simplemente traduciendo la palabra del inglés al castellano: una persona influyente.

Ahora bien, ¿en qué campo ejerce esa influencia? ¿Qué tan influyente es? ¿Sirve para el objetivo que se pretende?

Le sirve a un candidato a Presidente de la Nación utilizar un influencer en su campaña electoral.

 

 

 

 

Alguien piensa que cualquiera de los “influencers” del vino argentino es conocido en los mercados asiáticos, de la India o de los países eslavos.

O cualquiera de nuestras ganadoras de Grammys latinos, modelos, modelitos, actrices, que están en el país reúnen condiciones. Por más que tengan uno o dos millones de seguidores.

Si lo que Mendoza vendiera fuera Manaos, no tendría problemas, lo llama al chaqueño Palavacino, lo nombra embajador de la marca y sanseacabó, empieza a generar contenidos con su Smartphone y lloverán turistas y compradores.

Pero si lo que se busca es relanzar una industria a la que golpeó una pandemia, una cuarentena eterna digna de récord Guinnes, una serie de medidas restrictivas que hizo tambalear a la hotelería y gastronomía de todas las provincias y economías regionales, las reglas de juego serán otras.

Y para hablar con influencers, que sean personas influyentes en serio, hay que estar dispuesto a sacar la chequera, no la billetera, y a llenar un cheque con seis ceros a la derecha y en dólares o euros.

 

 

Porque eso es lo que cobra un Robert de Niro por promocionar a Madrid Fusión o un George Clooney por ser la cara de Nespresso. Eso, más una imagen ligada al buen gusto, a las buenas cosas y a la buena mesa.

 

 

No basta con ser las hermanas Kardashian para influir en el comportamiento de un consumidor de viajes de enoturismo o de vino. Y Mendoza, no queda a la vuelta de la esquina como Bordeaux,  Champagne o la cuenca del Rhin.

 

ANTES INFLUÍAN EN SERIO

 

Ian Fleming y Sean Connery

 

Nacieron antes de la televisión y las redes sociales, ya estaban en la literatura, en las cortes, en las fotografías y en el cine.

 

 

En la ficción, el ejemplo más claro es el escritor Ian Fleming y su personaje 007, el conocido James Bond. En la vida real, el ejemplo de carne y hueso, es el de Frank Sinatra y su clan legendario, The Rat Pack.

 

 

James Bond no es un hombre de gustos sencillos. Sus trajes están hechos a medida. Sus autos son espléndidos. Ha viajado a lugares más exóticos en los que nos gustaría estar. Y eso es incluso antes de que lleguemos a sus gustos personales.

Gracias a un paladar refinado y una cuenta de gastos del MI6 presumiblemente ilimitada, 007 disfruta de ese último indicador burbujeante de riqueza: el champagne.

Ian Fleming ubica la bebida en la trama de 14 novelas, Bond bebe champagne en fiestas, restaurantes, casinos, e incluso en una cena con lomo a bordo de un vuelo.

La asociación entre Bond y el Champagne es una de las asociaciones de productos más importantes en la historia del cine. Estas son las marcas  que Fleming consideró dignas de una verificación de nombre.

 

1943 TAITTINGER BLANC DE BLANC BRUT

 

 

VEUVE CLICQUOT PONSARDIN BRUT

 

 

1946 DOM PERIGNON

 

 

VEUVE CLICQUOT ROSÉ

 

 

BOLLINGER BRUT

 

 

1950 POMMERY ROSÉ

 

 

1963 KRUG VINTAGE BRUT

 

 

TAITTINGER ROSÉ

 

 

SINATRA & THE RAT PACK

 

 

Fundado a fines de la década de 1950, el grupo recibió su nombre de la esposa de Humphrey Bogart, Lauren Bacall, quién, al ver al grupo desanimado, regresar de una noche en Las Vegas, dijo: “Parecen una maldita manada de ratas”.

 

 

A lo largo de los años, los miembros iban y venían. Pero el núcleo clave siguió siendo en gran medida el mismo: Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr, Peter Lawford y Joey Bishop.

 

 

El eje fue Sinatra, que a pesar de estar identificado con Jack Daniel’s, hasta el punto de haber sido enterrado con una botella de la marca, también fue un gran barman.

 

 

Impuso entre su grupo el J&B Rare, y su mérito máximo fue el relanzamiento de un trago que pasó sin pena ni gloria por las barras durante la década del treinta: Conocido por muchos nombres diferentes, podría pedirse como un ‘Mig 21’, un ‘Knucklehead’, un ‘Little Club No. 1’ o un ‘D&S’.

 

 

Se desconocen sus orígenes, pero era tan impopular que incluso la idea de la bebida desapareció durante muchos años. Pero, cuando se reunió el Rat Pack en la década de 1950, la inimitable y potente mezcla de whisky escocés y Drambuie regresó con una fuerza favorable y sabrosa.

 

 

En 1963, la entonces presidenta de Drambuie, Gina MacKinnon, insistió públicamente en que la bebida debería llamarse “Rusty Nail”, y sus asociaciones con Sinatra y la pandilla hicieron que aumentara su popularidad. Ahumado y sofisticado, avivaría las llamas de la cultura del cóctel estadounidense de mediados de siglo y se convertiría en sinónimo del Rat Pack.

 

 

Así se trabajan las relaciones entre empresa e influencers. Se comparten ideas y valores. No se utilizan guiones. Fluyen o no fluyen. Ahora y siempre. No sirven si todo es un sujeto que paga y otro que cobra.

 

 

No sirven si son vistas como recurso salvador o como procesos de rápidos resultados. Al menos para las empresas. Para las Provincias. O para las ciudades.

Y antes de llamar a nadie, queridos lectores mendocinos y no mendocinos, ¿a ustedes les parece que a estas empresas les está yendo mal, como están siendo gestionadas?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HASTA EL DOMINGO

 

Emilio R. Moya

 

Oscar Tarrío

Director Periodístico Chefs 4 Estaciones en Chefs 4 Estaciones / Ex Editorial Diario La Capital

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Un suplemento del Diario La Capital

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