¿QUÉ ES LA COCINA DE ABUELAS?
Buenos días estimados lectores. Las Recetas de la abuela son esos platos de cocina tradicional que traen todo el sabor y el amor de la experiencia de las abuelas.
Todos guardamos con cariño esas recetas que con tanto mimo nos preparaban y, que ahora, preparamos nosotros para familiares, amigos, y comensales.
Los ñoquis del 29, los fideos del domingo, el pollo al horno, los pucheros a la española, las empanadas criollas, el hummus o los varenikes, son platos con las que todos tenemos una relación especial y un apego diferente por algún plato en particular.
Sea porque la receta tiene un ingrediente secreto, que se viene pasando de generación en generación, o simplemente porque no hay nada como el cariño que le pone una abuela cuando cocina para su familia.
Los platos de la abuela están cargados de aromas, sabores y recuerdos que ningún otro cocinero en el mundo puede replicar.
En Argentina esta relación entre gastronomía y familia es muy fuerte. Sólo hace falta recordar que una de las tradiciones cotidianas más extendidas en todos los rincones del país es el almuerzo en familia de los domingos.
Evento que, en la mayoría de los casos, cuenta con un rol central de la cocina de la abuela. Y si bien en Argentina adquiere una configuración particular, no es privativo de nuestro país.
Este lazo se extiende mucho más allá de nuestras fronteras. Incluso, mucho más allá de las culturas de las cuales somos herederos (española, italiana, judía, árabe, criolla o de cualquiera de las colectividades que la integran).
La gastronomía cumple un rol central en alimentar, valga la metáfora, y reforzar las tradiciones de cada sociedad, transmitiendo valores, sabores y afecto.
LA ESENCIA DE LAS TRADICIONES
En los cursos, y charlas que hemos organizado a lo largo de estos años, siempre les pedimos a los participantes, que cierren los ojos para pensar en sus platos favoritos, ese plato que les llega al corazón.
Ciertamente, la respuesta nunca lleva al nitrógeno líquido ni a ingredientes raros, sus mentes no se van a la cocina de vanguardia, sus recuerdos siempre van a la cocina tradicional hecha por sus abuelas o sus abuelos, por sus madres, padres, tías o tíos. Platos que quedaron en sus almas para siempre.
¿Nunca se han preguntado, queridos lectores, cuál era el secreto de esas abuelas, que sin conocer nutrición ni haber estudiado cocina en Le Cordón Bleu, sabían tocarte el alma con sus platos?
En realidad, seguían patrones muy espirituales y de consciencia en su cocina, y además se especializaban, nunca hacían demasiados platos.
Siempre eran las personas que más capacidad de reciclaje gastronómico tenían. No lo hacían de un modo consciente, porque cuando las cosas salen del corazón, no requieren de explicación ni de bases científicas, pero como ustedes, amables lectores, han experimentado, ellas sabían hacernos comer como nadie.
Aprendieron de dónde provenía cada ingrediente, conocían las estaciones de cada producto y lo que cuesta realmente cada uno de ellos.
Y con lo que cuesta no nos referimos al precio, sino a lo consciencia del sol que recibió, el agua que necesitó y el gran valor de vida que contenía en su interior.
Para ellas un tomate era algo de gran valor. Para muchos consumidores, probablemente, es una esfera roja que cuesta a veces muy poco, y otra veces una fortuna, en el mercado y se puede conservar algunos días en la heladera.
¿Nunca se han planteado que cada vez que tienen una palta en la mano están tocando un fruto de un árbol que estuvo alimentando a esa pieza durante 18 meses?
Imaginen el sol, la lluvia, su recolección durante tantos días. Es el milagro de la vida en sus manos.
¿CÓMO COCINABA UNA “UNA ABUELA”?
Nunca tenían prisa en la cocina. Son un ejemplo de poner el tiempo en algo. Cuando empezaron a cocinar, no había microondas ni aparatos de gran velocidad. Para ellas una olla a presión, era algo que alteraba los sabores.
Los recuerdos de sus palabras suenan, como una voz interna, cada vez que encendemos los fuegos, tanto en una cosa como en un restaurante
“Siempre que estés cocinando, debes estar en la cocina, no hagas otra cosa, aunque estés cociendo pasta o arroz que es lo que más fácil te puede parecer, pon atención en ello.
Quédate junto al producto y muévelo de vez en cuando, mímalo, viviendo esos instantes, observando y disfrutando”.
Daban valor a cada ingrediente: Se criaron en un momento donde la comida no abundaba tanto como ahora y costaba mucho trabajo comprar cada ingrediente. Por ello un simple pepino, era algo importante.
En esta realidad capitalista con tantos productos disponibles, perdemos el norte y solemos comprar de más, fuera de temporada, productos traídos de muy lejos.
Pensaban en el fin: Ellas estaban focalizadas en el presente del cocinar, pero tenían claro que iban a hacer y lo tomaban como una forma de querer a los suyos.
No siempre daban abrazos o decía un “te quiero” pero se encerraban en la cocina durante horas para dar a los suyos la mejor versión de sus platos.
Cuando empieces a cocinar piensa en las personas a las que quieres querer con tus creaciones.
Se especializaban al máximo. Si ibas a casa de tu abuela un domingo, seguro que no tenías dudas de lo que tocaba. Sabían muy bien lo que hacían porque tenían sus platos estrellas que repetían y perfeccionaban durante años.
Su escuela comenzaba al nacer, y ascendían a jefas de cocina el día que se casaban, momento en el que se convertían en las jefas de cocina de esa familia.
Una abuela tiraba la mitad de la mitad que se desperdicia ahora. Efectivamente ellas con un poco de arroz, una gallina del gallinero, unas verduras de la huerta, y unas legumbres secas, podían hacer comida para 7 días, sin repetir menú.
Vinieron a la tierra a hacer esa multiplicación de los panes y los peces, que se relata en la biblia. Por eso su cocina es una cocina, que perdura en nuestras almas.
Porque su origen se remonta al origen de los tiempos, cuando los Dioses eran amigos de los hombres y caminaban entre nosotros. Y las mujeres habían aprendido a domesticar el fuego.
Emilio R. Moya